De una Ética para la Paz… A una Paz con Ética

Durante los días 18 y 19 de mayo, en Bogotá, sesionó el Foro Ecuménico por la Paz, convocado por la Red Ecuménica para la Paz. Cerca de 300 creyentes, de diferentes regiones del país y de diferentes iglesias, se dieron cita en la Universidad Javeriana para compartir experiencias y reflexiones sobre su papel en la construcción de la paz. Seguidores y seguidoras del Evangelio de Paz, que han venido colocando innumerables ladrillos al edificio de la paz. La PAZ no es ante todo el silencio de las armas sino el hecho mayúsculo de evitar todo aquello que lleve a la toma de las armas o a las protestas violentas, es decir, el cumplimiento de todos los Derechos Humanos y la participación política de cada ciudadano y de cada ciudadana.

Si bien es cierto que de la paz y otras realidades nacionales se habla en La Habana, Cuba, la paz es un proceso de largo plazo. Acalladas las armas, viene la reconstrucción del país, es decir, la paz integral. En la guerra se ha destruido mucho y se han derrochado millones de millones de riquezas, que se le han robado a la salud, a la educación, a la vivienda, etc., por parte de todos los actores armados. Si los actores principales están sentados en la mesa de negociación allende las fronteras, ese hecho ha sido posible porque el pueblo colombiano YA está cansado de una prolongada e inhumana guerra y grita por la reconciliación, salvo los núcleos guerreristas, que sí los hay, en el Estado, en el Gobierno, en los partidos políticos, entre los militares de todos los bandos, e inclusive en las iglesias, en sus cleros y en una parte de sus fieles.

“Algunos de nosotros hemos vivido toda nuestra vida bajo la guerra”

La mañana del día sábado fue un largo tiempo de apertura, con mucha creatividad y alegría, a pesar de los inmensos dolores que ha causado esta guerra. En la presentación, organizadores, convocantes, autoridades, invitados especiales y participantes, escucharon la siguiente frase escalofriante; “Algunos de nosotros hemos vivido toda nuestra vida bajo la guerra”. Esa persona dijo una atroz verdad, pero se equivocó. No son “algunos de nosotros”. NO.

Todas y todos los participantes, desde la tercera edad hasta los más jóvenes, han vivido la guerra, larga de 65 años, si la fechamos en el 9 de abril de 1948, cuando fue asesinado el líder político liberal, progresista, Jorge Eliécer Gaitán, quien exigía el cese de la persecusión contra los liberales de parte del Gobierno conservador, gobierno apoyado por obispos, sacerdotes y creyentes. En ese día se desató el periodo fúnebre que llamamos “La Violencia” (1948-1962). Doscientas mil personas asesinadas. De inmediato comenzó la conformación de las guerrillas.

Se publicitaron, las FARC, en 1964. El Eln, en 1965.Todas y todos los participantes han vivido toda su existencia en medio o en el contexto de la guerra. Nacieron bajo el traqueteo de los fuegos cruzados, han sido víctimas o tienen algún familiar víctima. Realidades como tortura, desapariciones forzadas, secuestros, asesinatos, masacres, cadáveres calcinados, presos políticos; guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, militares; crímenes de guerra, violaciones a los derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario; falsos positivos, horrores, llantos, robo de tierras bajo el amedrentamiento, quema de fincas, cilindros-bombas (“tatucos”, como los llaman los indígenas, en cuyos municipios han estallado una buena cantidad), minas antipersonales, hombres-bombas, animales-bombas, explosiones de bombas; puentes, carreteras, oleoductos y torres de energía dinamitadas; ríos, quebradas y llanuras contaminadas por el petróleo, haciendas incendiadas, etc., hacen parte de su imaginario y de su vocabulario diario. Y de su miedo y terror diarios.

Las y los convocados han visto calles y veredas, municipios y ciudades, altamente militarizadas. Han sufrido, han sido testigos o han escuchado relatos del maltrato de todo tipo de militares, agresivos y prepotentes: soldados, policías, oficiales de todos los títulos y grados, guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y bandas de delincuencia que han surgido en el contexto bélico…

Tristeza por un acto inhumano de esta atroz guerra

Precisamente el evento se abrió recordando un acto atroz de esta guerra, acaecido el día 14 de mayo, bajo las tinieblas de la noche. La señora Benedictina Joya, mujer de 76 años, humilde campesina, fue asaltada en su rústica vivienda, en una vereda del municipio de Carcasí, departamento de Santander del Sur. Golpeada y despojada de sus ropas, fue violada. Su cuerpo recibió varias heridas mortales, con arma corto punzante. Los cobardes asesinos incendiaron su casa y huyeron, no sin dejar un letrero alusivo a la guerrilla.

En realidad, los asesinos buscaban a su hermano, el sacerdote Pedro Elías Joya Aponte, quien esa tarde había abandonado la casa, camino a Bogotá, para participar en el Foro Ecuménico por la Paz. Pedro se ha destacado por su “contundente” solidaridad con los de abajo, por su trabajo pastoral campesino y popular, por su compromiso concientizador, por su defensa de los derechos humanos, del medio ambiente y por su trabajo por la paz. Vivió y trabajo largos años con Monseñor Leonidas Proaño, en la Diócesis de Riobamba. Escribo “contundente”, entre comillas, porque es una palabra muy utilizada por Pedro, cuando quiere significar la importancia de una acción, de un gesto, de un escrito.

20 años de caminar ecuménico, desde las bases creyentes

Luego de los saludos, presentaciones y agradecimientos, Amparo Beltrán, de CEPALC, recordó que “la Mesa Ecuménica es fruto de un trabajo ecuménico iniciado hace veinte años, con altibajos. El ecumenismo no ha sido fácil, pero ya echó raíces, aunque débiles todavía”.

Paz sin ética, paz incompleta

Omar Fernández, del Movimiento de Franciscanos por la Paz, recordó que el Foro ha sido convocado por la Mesa Ecuménica para la Paz, nacida en el mes de abril del año 2012. Mesa y Foro son espacios, ante todo desde las bases creyentes, con el aval y firma de las autoridades de las diferentes iglesias, como consta en la carta de convocatoria.

Planteó el tema central: “De una Ética para la Paz… A una Paz con Ética, porque de ética nadie ha hablado, ni en el país en los diferentes foros, ni en La Habana… Como cristianas y cristianos tenemos el compromiso de promover una verdadera ciudadanía… Tenemos el reto, afirmó, de construir un país en Paz, desde la sociedad civil y desde el compromiso cristiano… La mesa Ecuménica quiere dialogar con los distintos actores armados. En este contexto, no nos angustiemos por el saludo al foro, que se le ha solicitado a las insurgencias”…

El obispo luterano, Hernando Martínez, levantando una pequeña cruz en metal, dijo: “Cantaremos y bailaremos con el Dios Liberador. Nos convocan la fe, la esperanza y la cruz… La Paz no es el fin del conflicto para establecer un ambiente seguro para la seguridad económica, para ese modelo de sociedad que ha imperado y ha construido la injusticia y la pobreza de las mayorías. No para establecer la democracia, para que los dueños de la riqueza sigan controlando el país. Esa no es la Paz de Jesús. Jesús plantea un modelo de sociedad fraterna y en justicia, que respete los derechos de todas y de todos”.

Celebración de la Palabra, en medio del despliegue de los colores de la Wipala

En un evento como éste no puede faltar nunca la Palabra de Jesús, esto es, la lectura personal y solemne del mensaje de liberación. Este momento “se lo tomaron” los jóvenes, cuya participación fue amplia, tanto por l@s que llegaron a participar en los dos días, como aquell@s estudiantes de bachillerato, de dos colegios de la localidad de Bosa y uno del barrio Santa Librada, al sur de la ciudad, que a lo largo de la celebración, integraron sus danzas, sus voces, sus cuerpos, sus sonrisas, sus movimientos artísticos y sus instrumentos musicales.

Esa participación se hizo a partir de la WIPALA, la bandera-arco iris de tradición indígena. Construido con pendones o banderas rectangulares, fueron sostenidos en alto con sus manos y brazos, para luego pasearlos entre las y los asistentes, integrando los colores blanco, negro, azul, verde, amarillos, morado, naranja, rojo, al son de la música, para terminar en el centro del salón, con un enorme y colorido paraguas. Así como la Wipala recoge colores primarios, en armonía y convergencia, así la PAZ, permitirá la convivencia en la diferencia, la diversidad en la unidad fundamental, la fraternidad en la justicia social, la libertad en la expresión de ideas, tendencias y organizaciones.

Así como el paraguas cobija y protege a quien se acerque a su sombra, así la PAZ nos cobijará a colombianas y colombianos, en estos tiempos en que las víctimas directas e indirectas claman y gritan libertades, verdad, justicia, reparación, restauración, reconciliación, no repetición, tierra, derechos, vida en dignidad, bienes para todas y todos.

Luego dos grupo de jóvenes, unos vestidos de blanco, cual bandera de paz, y otros de blanco y negro, danzaron sabores musicales de nuestra tierra, incluida la samba del país carioca.

¿Cómo construir la paz, con rostro humano, bajo el neoliberalismo salvaje?

Acto seguido se procedió a un panel, con la intervención de personas voceras de movimientos y tendencias: Movimiento de Justicia y Paz, Congreso de los Pueblos, Junta Patriótica Nacional de la Marcha Patriótica, Ruta Social Común por la Paz, Mesa Permanente por la Paz. Panel que se cerró con partes de un video-saludo al Foro, enviado por el ELN y la lectura de una carta del EPL. El video-saludo de las FARC llegó el día domingo. Todos coincidieron en la urgencia de la paz con justicia social, en las reformas estructurales, en la necesidad de la ética y en el papel clave que pueden jugar, en el proceso hacia la paz, las instituciones religiosas, las cristianas y los cristianos organizados, si son fieles al mensaje liberador del Evangelio.

También llegaron saludos y palabras de ánimo desde Canadá, de parte de la Red Kairós y del obispo de Irlanda que exigió y apoyó las conversaciones de paz entre el Gobierno inglés y el IRA, en Irlanda.

Las breves exposiciones fueron críticas y propositivas, con un deje de relativa esperanza, en la posibilidad de la PAZ INTEGRAL, en medio de otra guerra calculada y llevada adelante por el neoliberalismo salvaje, las multinacionales y su capital financiero que todo lo compran, que todo lo arrasan. Compran funcionarios, destruyen proyectos de país, destruyen la naturaleza y se ubican por encima de los estados, a las buenas o a las malas. Con el argumento de la necesidad del capital extranjero, productor de desarrollo y empleo o con balas “perdidas”, acaban con la vida de los opositores a sus proyectos minero-energéticos y otros, que dejan en ruinas la naturaleza y el medio ambiente, sin olvidar la descomposición social.

Recordaron los expositores que desde hace treinta años se han intentado negociaciones de paz. Los gobiernos firmaron cambios necesarios, que poco o nada han cumplido El cambio más significativo fue la Constitución para la Paz, en 1991, fruto de la integración del M-19 y otros grupos armados a la vida civil. Pero ya ha sufrido cerca de 30 reformas, vía Congreso, desvirtuando algunos aspectos fundamentales para una verdadera y humana construcción de la Paz, en Justicia social.

Los voceros de las organizaciones mencionadas hicieron breves análisis con varios puntos en común. Los quiero mencionar utilizando una imagen del actual gobierno, que habla de las “locomotoras” que impulsan el Plan de Desarrollo Santos (2010-2014). Esas y otras locomotoras han venido atropellado a la población, a lo largo y ancho de la geografía nacional. En primer lugar, la locomotora-madre: la del neoliberalismo salvaje impulsada por las multinacionales y la superconcentración del capital financiero, que también ha golpeado a los países llamados antes “desarrollados”. Sin buscar establecer un orden de prioridad u orden lógico, se deben tener en cuenta: la locomotora de la minería a gran escala que arrasan con la Madre Tierra.

La locomotora de la corrupción, la locomotora que destruye los derecho laborales y sindicales, la locomotora de la represión a la protesta social ante la falta de derechos, la locomotora que impulsa el narcotráfico, la locomotora paramilitar, la locomotora que impide una verdadera participación democrática en las cosas públicas, la locomotora que aumenta impuestos para la ciudadanía y los baja para las multinacionales, la locomotora del trabajo esclavizante con baja remuneración, la locomotora militar que se desplaza allí donde la población protesta contra las multinacionales, la locomotora del gasto militar, la locomotora de negocio de los cuerpos o prostitución, etc.

Los expositores insistieron sobre la necesidad de la reflexión y la acción unidas, para cuestionar los poderes establecidos, de una parte. Pero de otra parte, insistieron en el trabajo y los esfuerzos mancomunados para pensar y poner en juego el “diálogo de saberes”, la construcción de nuevos referentes para la nueva sociedad, teniendo en cuenta el acumulado de las luchas populares, el rediseño un nuevo ordenamiento político-económico, la conformación del movimiento social con poder real del pueblo, que no es otra cosa que la soberanía popular. Así como diseñar un paradigma comunitario, encontrar el sentido de la acción social desde el pueblo, el ejercicio de los derechos, de las reivindicaciones, el abrir caminos juntos y juntas hacia la libertad, la fraternidad, la solidaridad…

Encuentro con la Vida y con la Ética

Este nuevo caminar y el nuevo amanecer no serán posibles sin la afirmación radical del Derecho a la Vida, en este país de tanta muerte. Y sin la Ética tan atropellada por las locomotoras, en la era neoliberal y bajo los gobiernos conservadores. Esa ética conlleva mínimos indispensables, para todos los actores sociales, creyentes y no creyentes. O como lo afirmó en el video enviado por el obispo de Irlanda, sin ética, “moralmente somos decrépitos”.

La pastora Idalia, de la Iglesia menonita, aclaró no se trata de la Paz al estilo “Pax Romana”, ni de la “Irene de los griegos”, sino del Shalom de Jesús de Nazaret. “Mi Paz os doy, mi Paz os dejo”. Paz que exige perdón, reconciliación, restauración, no repetición, inclusión, diálogo, ética… No la Paz como ausencia de conflictos. Sino la paz como superación de tantos y tan diversos conflictos, que siempre estarán presentes en el camino de las humanas y de los humanos.

Mesas de reflexión e intercambio. Veeduría Ciudadana. Declaración Final

En la tarde del sábado y en la mañana del domingo, la asamblea se dividió en tres mesas, para trabajar tres temas: Ética de la Democracia; Ética de la Solidaridad; Ética de la Transparencia y de la Verdad. Además, la presentación de iniciativas y propuestas para el futuro inmediato, tanto de la confluencia de iglesias y organizaciones ecuménicas que participaron en el Foro como de la Mesa Ecuménica por la Paz.

En todas las mesas se tuvo como tarea, intercambiar sobre la posibilidad y el cómo organizar veeduría ciudadana a los acuerdos de paz y a los actores, como una manera de hacer seguimiento al tema central del Foro: De una Ética para la Paz… A una Paz con Ética.

Los límites de un artículo como éste, no permiten extenderse. La Declaración Final del Foro, que será presentada en otra nota, recoge las reflexiones y decisiones fundamentales y finales. Se insistió en una idea fuerte, muy clara: las instituciones eclesiales, si quieren de verdad trabajar a fondo por la PAZ, también está llamadas a renovar su lectura de la Palabra del Señor, sus teologías, sus éticas, sus estilos y sus prácticas pastorales. Pero también las cristianas y los cristianos de base y desde la base.

Testimonios de experiencias de construcción de Paz y otras mesas ecuménicas por la Paz

El domingo se presentaron varias experiencias, muy valiosas, de organizaciones que ya vienen construyendo Paz en las regiones, porque trabajan concientizando, formando, organizando, sanando, reconciliando y aportando a las necesidades básicas de las víctimas de la guerra: desplazad@s, familiares de personas torturadas y asesinadas, viudas y huérfan@s, amenazad@s, discapacitad@s, inclusive por minas antipersonas…

A nivel nacional, la “Red Ecuménica de Mujeres Constructoras de Paz«, varias de ellas muy activas en el Foro, siempre con su pañoleta rosada sobre sus espaldas, marcadas con el nombre de la organización. Sus finalidades: formar y organizar mujeres, acompañamiento a las mujeres víctimas, reconciliación, acompañamiento, sanación…

A nivel nacional, la Comisión de Justicia y Paz, de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Colombia (CRC). En medio de la guerra, equipos mixtos de acompañamiento (religios@s y laic@)s), en sitios conflictivos y solidaridad con las víctimas.

En el departamento del Caquetá, desde el municipio de Cartagena del Chairá: “Mujer, Misterio de Amor. Mujer Signo de Vida”. Programa entre el Dolor y la Esperanza. Acompañamiento a las mujeres, desde diferentes aspectos: concientización, formación, organización, acompañamiento a víctimas, reconciliación, solidaridad…

En algunos sitios: “Estado de Gracia, 7 años para Colombia”, de la Iglesia Cruzada Evangélica. “7 años”, en alusión a los siete años establecidos en la tradición del pueblo judío. Cada siete años se condonaban las deudas, se redistribuía la tierra, se reconciliaban…

Dato importante: las experiencias anteriores son llevadas ante todo por mujeres. Los hombres hacen la guerra y las mujeres se ocupan de las consecuencias fatales y mortales…

A nivel local, en el municipio de Trujillo, Valle, un conjunto de personas organizadas en “Favidi”, lucha por no dejar en el olvido a las 342 personas asesinadas, hombres, mujeres y niñ@s, por los paramilitares, durante varios meses, a partir de 1994, con métodos absolutamente atroces. También fue asesinado el párroco, el sacerdote Tiberio Bernal. Los cadáveres, torturados y descuartizados, fueron arrojados al río. Un hecho super atroz: ante los ojos de sus padres, Jimmy García, gun niño de 18 meses, fue salvajemente asesinado. Luego los monstruos asesinos, mataron a los jóvenes padres. Todos los cadáveres se perdieron definitivamente en las aguas, pero sus nombres están esculpidos en la memoria de las personas y en un monumento, en el municipio, como acto de reparación, luego de una larga lucha para conocer la verdad. Desde Bogotá, casi cada año hay una peregrinación a Trujillo. El próximo 31 de agosto, tendrá lugar la XII peregrinación.

En Bogotá, “Casitas bíblicas”, con su sede en el barrio Palermo Sur, pero con extensión de diferentes barrios del sur-oriente capitalino. Formación humana, bíblica y teológica. Trabajo pastoral. Cuidado de la salud. Convocatoria a l@s jóvenes desde el arte y la ecología, para evitar que vayan por los caminos de la violencia. Perspectiva de género y grupos de trabajo en el tema de las nuevas maneras de ser “hombre”. Nuevas masculinidades. No al “macho”. Reconstrucción del tejido social. Solidaridad y compartir con las personas en mayores necesidades.

También se compartió el proceso de conformación de las Mesas Ecuménicas de Paz, de Medellín y Cali.

Pentecostés. “Largas” celebraciones de la Palabra y de la Vida. Con la celebración final se abrió la Semana de Oración por la Unidad de l@s cristian@s.

El Encuentro Ecuménico por la Paz se convocó en la festividad de Pentecostés. Al iniciar el trabajo y para cerrar labores, se celebró al Señor de la Vida y de la Historia, con mucha creatividad y de manera ecuménica. En la celebración final, Domingo de Pentecostés, presidieron la bella liturgia: un obispo y una diaconisa de la iglesia episcopal (anglicanos), un obispo de la Iglesia Guadalupana, un obispo y un sacerdote ortodoxos (griegos), dos sacerdotes católicos, una pastora menonita, un pastor de la Iglesia Internacional del Canadá, un pastor luterano. El espacio de esta crónica no alcanzó para decir algo de la belleza, alegría, riqueza y simbología, en fraternidad-sororidad, de las liturgias. ¿Inolvidables!

Los tres obispos vestían las prendas episcopales, propias de sus iglesias.

Para finalizar, compartimos el texto del Credo de la Paz, leído y confesado en una de las liturgias.

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